Estos diversos adornos donde se amueblaba el tabernáculo, no se dejaba ver a la gente, sino sólo a los sacerdotes; y, por lo tanto, era un requisito que se les describiera ampliamente, en particular a ellos. Y Moisés mostraría así el gran cuidado que él y sus obreros pusieron en hacer todo exactamente según el modelo que le mostró en el monte. Así apela a todo lector acerca de su fidelidad al que lo nombró, en toda su casa.

Y así nos enseña a respetar todos los mandamientos de Dios, hasta cada jota y tilde de ellos. En estos versículos tenemos un relato de la construcción del arca con sus gloriosos y significativos accesorios, el propiciatorio y los querubines. Considere estos tres juntos, y representan la gloria de un Dios santo, la sinceridad de un corazón santo y la comunión que existe entre ellos por un Mediador.

Es la gloria de un Dios santo que mora entre los querubines, es decir, es continuamente atendido por los ángeles benditos, cuya rapidez fue indicada por las alas de los querubines, y su unanimidad en sus servicios, por la unión de sus rostros hacia otro. Es el carácter de un corazón recto, que, como el arca del testimonio, tiene la ley de Dios escondida y guardada en ella. Por Jesucristo, la gran propiciación, se hace la reconciliación y se establece una comunión entre nosotros y Dios: él se interpone entre nosotros y el disgusto de Dios; ya través de él tenemos derecho al favor de Dios.

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