Abraham obedeció mi voz: hazlo tú también, y la promesa te será segura. Aquí se usa una gran variedad de palabras para expresar la Divina Voluntad a la que Abraham fue obediente, mi voz, mi mandato, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes, lo que puede dar a entender que la obediencia de Abraham fue universal; obedeció las leyes originales de la naturaleza, las leyes reveladas del culto divino, en particular la de la circuncisión, y todos los preceptos extraordinarios que Dios le dio, como el de abandonar su país, y que (a lo que algunos piensan que se refiere más especialmente) la ofrenda de su hijo, que el propio Isaac tenía motivos suficientes para recordar. Solo aquellos que tendrán el beneficio del pacto de Dios con sus padres, que pisan los pasos de su obediencia.

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