Siete días: no absteniéndose tanto tiempo de todo trabajo servil, sino ofreciendo sacrificios extraordinarios cada día. Esta fue la Fiesta de los Tabernáculos. Y todos los días de su morada en cabañas, deben ofrecer sacrificios. Mientras estemos en estos tabernáculos, es nuestro interés y deber mantener nuestra comunión con Dios. La inquietud de nuestra condición externa tampoco excusará nuestro descuido de la adoración a Dios.

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