Los platos, sobre los que se ponía el pan de la proposición. Pan continuo: llamado así porque debía estar allí continuamente, incluso en el desierto; donde, aunque tenían sólo maná para ellos, reservaban maíz para la elaboración semanal de estos panes, que sin gran dificultad podían conseguir de algunas de las personas que limitaban con el desierto.

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