El temor: la ley y la palabra de Dios, porque es tanto el objeto como la regla, y la causa del temor santo. Limpio - Sincero, no adulterado con ninguna mezcla. Constante e inmutable, lo mismo para la sustancia en todas las edades. Juicios: las leyes de Dios se denominan con frecuencia sus juicios, porque son las declaraciones de su justa voluntad y, por así decirlo, su sentencia judicial por la que espera que los hombres se gobiernen a sí mismos y por la que los juzgará en el último día.

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