Entonces obraron Bezaleel y Aholiab, y sabios de corazón, en quienes Jehová había puesto sabiduría e inteligencia para saber hacer toda obra para el servicio del santuario. Y llamó Moisés a Bezaleel y a Aholiab, y a todo hombre sabio de corazón, en cuyo corazón Jehová había puesto la sabiduría, a todo aquel cuyo corazón le había animado a venir a trabajar para hacerla ( Éxodo 36:1-2 ):

Así que de nuevo fue Dios el que movió los corazones de las personas para que vinieran y hicieran el trabajo. Cada compañero que simplemente sintió: "Oh, hombre, me gustaría venir a trabajar". Dios movió sus corazones. Ellos vinieron y trabajaron y se hizo. La obra de Dios se hizo con corazones dispuestos. La obra de Dios siempre se lleva a cabo a través de corazones dispuestos. Dios mueve el corazón de una persona para que haga algo.
Es emocionante estar rodeado de un grupo de hombres cuyos corazones han sido conmovidos por Dios, donde no tienes que estar constantemente empujándolos, presionándolos y tirando de ellos.

Lo más difícil del mundo es tratar de pastorear una iglesia cuyo corazón no ha sido conmovido y tú estás constantemente luchando contra eso. Pero cuando te encuentras con un montón de tipos cuyos corazones han sido conmovidos por el Señor, bueno, como sucedió aquí, hombre, tienes que pisar el freno. Tienes que decir: "Está bien, ya es suficiente, ya tenemos suficiente".

Y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo ha traído mucho más que suficiente para el servicio de la obra que Jehová ha mandado hacer. Y Moisés mandó, y lo hicieron pregonar por todo el campamento, diciendo: Ni hombre ni mujer hagan más trabajo para la ofrenda del santuario. Y así se impidió al pueblo traer ( Éxodo 36:5-6 ).

Hombre, eso es un avivamiento real cuando tienes que decirle a la gente: "Está bien, ya es suficiente, no traigas más". ¿No es genial? Porque las cosas que tenían eran suficientes para todo el trabajo para hacerlo, en realidad tenían demasiado.
Así que comenzaron a hacer, en primer lugar, las cortinas de lino que habían de cubrir la tienda. Y luego comenzaron a hacer estas cortinas de pelo de cabra que iban a pasar por encima de las cortinas de lino que tenían todo este elegante bordado.

Luego hicieron las pieles de carnero que habían teñido de rojo como la tercera cubierta sobre la parte superior del pelo de las cabras. Luego hicieron las tablas y las basas de plata en que encajaban las tablas para dar la vuelta al perímetro del tabernáculo.
Y como recordarán, medía quince pies por cuarenta y cinco pies. E hicieron estas cuarenta basas de plata para colocar estas tablas de acacia recubiertas de oro. Hicieron las barras que atravesarían los anillos para mantenerlos en una posición vertical.

Y en el capítulo treinta y ocho, se nos dice que la cantidad de oro que se usó en el versículo veinticuatro, para la obra y toda la obra del lugar santo, aun el oro de la ofrenda, fue veintinueve talentos y setecientos y treinta siclos.
Así que en realidad eran unos ochocientos setenta mil dólares en oro a treinta y dos dólares la onza. Así que ahora a cuatrocientos dólares la onza, como diez millones de dólares en oro usado para cubrir las mesas y hacer el propiciatorio y los querubines, y demás.

Y la plata contada en la congregación fue cien talentos y mil setecientos setenta y cinco siclos, según el siclo del santuario. Así que se totalizó en plata nuevamente por debajo del precio actual en alrededor de ciento noventa y cuatro mil dólares a un dólar con ochenta centavos por onza troy. Y entonces, este era un pequeño tabernáculo hermoso y costoso que estaban construyendo para Dios, una pequeña tienda donde podrían encontrarse con Dios en el desierto.


Y luego en el capítulo treinta y nueve comenzaron a hacer estas prendas para Aarón, y las repasamos la semana pasada. Y entonces es solo una especie de repetición, solo que ahora lo están haciendo. Hicieron la túnica; hicieron el manto azul que cubría el manto de lino. Luego hicieron ese pequeño efod que es una especie de delantal, e hicieron el pectoral. Hicieron el cinto de oro, el cinturón que rodeaba el efod.

Esculpieron los nombres en las pequeñas piedras de ónice que sujetaban el efod a sus hombros. Hicieron la mitra y la corona para que la usara el sacerdote.
Y en todas estas cosas, fíjense al final del versículo veintiséis "como Jehová mandó a Moisés"; el final del versículo veintinueve "como Jehová mandó a Moisés"; treinta y uno "como Jehová lo mandó a Moisés"; treinta y dos al final "como Jehová mandó a Moisés"; "ellos también".

Versículo cuarenta y dos, "conforme a todo lo que el SEÑOR había mandado a Moisés, así los hijos de Israel hicieron toda la obra y Moisés miró toda la obra y he aquí que la habían hecho como el SEÑOR había mandado, así la habían hecho y Moisés los bendijo". Así que todo se hizo bien de acuerdo con los planos, tal como el Señor lo había ordenado. ¿Por qué? Porque todos estos iban a ser un modelo de las cosas en el Cielo.
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