I. EL ARRESTO Y JUICIO DEL PROFETA Jeremias 26:1-24

La proclamación fiel de la palabra de Dios es un asunto peligroso. Amós, el profeta de Tecoa, fue reprendido abiertamente por Amasías, el sumo sacerdote de Betel, y se le ordenó abandonar el país ( Amós 7:10 ss.). Zacarías, hijo de Joiada, fue apedreado por orden del pomposo rey Joás porque tuvo la osadía de reprender al rey por su apostasía ( 2 Crónicas 24:20 ss.

). Cuenta la leyenda que Isaías fue cortado en dos por el malvado Manasés. Fue la fiel proclamación de la palabra lo que hizo apedrear a Esteban, decapitar a Juan y encarcelar a Pedro. ¡El ministerio es una vocación peligrosa! ¡No es lugar para aquellos con rodillas débiles y corazones débiles! En el presente capítulo, Jeremías es juzgado por su vida debido a su presentación intransigente y directa de la palabra de Dios.

A. El Arresto Jeremias 26:1-10

TRADUCCIÓN

(1) Al principio del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de Jehová, diciendo: (2) Así ha dicho Jehová: Ponte en el atrio de la casa de Jehová, y habla a todas las ciudades de Judá, que vienen a adorar a la casa de Jehová, todas las palabras que yo te mando que les hables. ¡No omitas una palabra! (3) Quizá oirán y se apartarán cada uno de su mal camino, para que yo me arrepienta de la calamidad que planeo traer sobre ellos a causa de sus malas obras.

(4) Diles: Así ha dicho Jehová: Si no me escucháis, para andar en mi ley que he puesto delante de vosotros, (5) para dar oído a las palabras de mis siervos los profetas que con urgencia y persistencia os he estado enviando (aunque no habéis obedecido); (6) entonces pondré esta casa como Silo, y pondré esta ciudad en maldición a todas las naciones de la tierra. (7) Y los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías hablar estas palabras en la casa del SEÑOR.

(8) Y aconteció que cuando Jeremías terminó de hablar todo lo que el SEÑOR le había mandado hablar a todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo se apoderaron de él, diciendo: ¡Ciertamente morirás! (9) ¿Por qué profetizaste en el nombre del SEÑOR, diciendo: Esta casa será como Silo, y esta ciudad quedará asolada y sin morador? Y todo el pueblo se había reunido contra Jeremías en la casa del SEÑOR. (10) Y al oír estas cosas, los príncipes de Judá subieron de la casa del rey a la casa del SEÑOR y se sentaron a la entrada de la Puerta Nueva del SEÑOR.

COMENTARIOS

Jeremías era un soldado en una santa cruzada, cumpliendo las instrucciones de su Superior celestial. Actuando bajo una directiva divina ( Jeremias 26:1-3 ), Jeremías predica un mensaje conmovedor ( Jeremias 26:4-6 ) que despierta la ira de quienes lo escuchan ( Jeremias 26:7-10 ) y casi le cuesta la vida. .

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