Es David quien coloca a Salomón en el trono, quien ordena a los príncipes que lo ayuden y quien designa la profecía en salmos inspirados [1]. Él establece la edad en la que debe comenzar el servicio de los levitas, una edad diferente de la ordenada por Moisés [2]. Es todo el orden de la casa de Dios y del rey, que está puesto bajo su mano; un nuevo sistema que se establece, fundado sobre la gracia como su principio.

Salomón sólo pone en ejecución el orden y los planes de la sabiduría divina en David. La gloria no es más que el fruto de la gracia. Es el Cristo que ha sufrido, que es la sabiduría y el poder de Dios, a quien pertenece todo el orden de la casa. Todo lo demás es glorioso, pero es sólo un resultado. Sólo que ya hemos visto que es en paz, y por Cristo, como Príncipe de paz, que esta casa debe ser edificada. No llegó a ser la manifestación habitual de la gloria de Dios que hubiera enemigos que combatir; tampoco era adecuado al carácter del gozo de su pueblo. El carácter de tal estado de cosas debe ser el de una bendición que fluye sin obstáculos de Dios.

Es muy importante observar cómo todo aquí está regido por David. Es importante, en primer lugar, moralmente. La inteligencia, el derecho de ordenar todas las cosas, la energía que capta todo el pensamiento de Dios, la comunión con Él en sus consejos, el germen y fundamento moral de todos estos consejos, así como el poder de mantenerlos, están relacionados con los sufrimientos que Cristo sufrió por la gloria de su Padre.

Esto es cierto de nosotros también en nuestra medida. Es el Cristo sufriente humillado, que está moralmente a la altura de toda esta gloria. Es importante, en segundo lugar, en cuanto a la inteligencia en los caminos de Dios; porque no dudo que Cristo, al comienzo de su reinado, actuará en el carácter de David. También podemos señalar aquí que el alcance de la autoridad que ejerció David fue muy grande y de gran alcance.

Toda la orden religiosa fue reconstruida. Todo, hasta la edad del servicio de los levitas, depende de la autoridad y las normas de David, como antes de las de Moisés. Todo el diseño del templo y de sus vasos le fue dado por inspiración, como el del tabernáculo, y todo lo perteneciente a él le había sido dado a Moisés. Introdujo también el canto y diversos instrumentos musicales, que incluso se llaman "los instrumentos musicales de Dios", y que, al igual que el canto, antes no formaban parte del servicio público. Con la excepción del arca, incluso los diversos vasos eran diferentes de los del tabernáculo; y para cada cosa el peso exacto en oro o en plata fue determinado por David.

Nota 1

Heman mismo, aparentemente, también fue inspirado. Se le atribuyen varios salmos, así como a Asaf.

Nota 2

En cualquier caso, no se menciona el probable período de prueba de cuatro años. David ordena la era por su propia autoridad.

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