Pero no es solo dentro de los límites de la tierra que se conocen el poder y la gloria de Salomón. Su fama se esparce entre los paganos, hasta tierras lejanas; y viene la reina de Sabá a traerle su tributo de admiración, y las cosas preciosas de los gentiles, que así contribuyen al esplendor y gloria del lugar escogido por Dios, cuya luz había venido, y sobre el cual había descendido la gloria de Jehová. resucitado (en tipo sin duda por el momento, pero según el principio de la gracia, y por el poder que la cumplirá plenamente, según los consejos de Dios).

Es una gloria, cuyo rumor atrae a las naciones, pero que, vista, supera todo lo que de ella se puede decir; y cuál hay que estar cerca para apreciar. Es una gloria que supera todo lo que el mundo ha visto, una sabiduría jamás igualada; una sabiduría que atrajo a todos los reyes de la tierra, quienes, cada año, traían sus ofrendas y sus presentes al rey que estaba sentado en el trono de Jehová en la tierra.

Así, gobernando hasta los confines más lejanos de la tierra prometida, hace que todo Israel goce de la abundancia y de la bendición que Dios derramó sobre su pueblo.

Pero pronto la imagen cambia.

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