El siguiente comentario cubre los Capítulos 11 y 12.

En el capítulo 11, el juicio de Dios cae sobre la familia [1] que había corrompido a Israel, y también a Judá. La hija de la casa de Acab, la usurpadora del trono de Judá, Atalía, es cortada por la fidelidad del sumo sacerdote, cuya esposa había conservado uno de la descendencia de David.

Sin embargo, no hay verdadero celo por Jehová. Los sacerdotes se reservan el dinero que habían acordado usar para reparar la casa del Señor, hasta que el rey interviene para poner las cosas en orden.

Nota 1

Durante el tiempo que Acab, incitado por Jezabel, así como su familia e hijos son instrumentos de la apostasía y corrupción de Israel, Dios envía el testimonio de Elías y Eliseo. Este es, en general (después de Salomón), el tema de los dos Libros de los Reyes. La caída de la casa de David, provocada por su alianza con Israel, o por el ejemplo de sus reyes, se relata al final del libro, donde encontramos también las conexiones de los asirios con el pueblo de Dios.

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