Zacarías 5:1-11

1 Volví a alzar mis ojos y miré. Y he aquí un rollo que volaba.

2 Él me preguntó: — ¿Qué ves? Yo respondí: — Veo un rollo que vuela, de nueve metros de largo por cuatro y medio metros de ancho.

3 Entonces me dijo: — Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; porque todo aquel que roba (según consta en este lado del rollo) será excluido de acuerdo con ella; y todo el que jura en vano (según consta en el otro lado del rollo), será excluido de acuerdo con ella.

4 Dice el SEÑOR de los Ejércitos: “Yo la he hecho aparecer, y entrará en la casa del ladrón y en la casa del que jura falsamente en mi nombre. Permanecerá en medio de su casa y la consumirá junto con su madera y sus piedras”.

5 Salió aquel ángel que hablaba conmigo y me dijo: — Alza, por favor, tus ojos y mira lo que aparece.

6 Pregunté: — ¿Qué es eso? Y él dijo: — Lo que aparece es un recipiente para medir granos. — Dijo además — : Esta es la iniquidad de ellos en toda la tierra.

7 He aquí que se levantó la tapa de plomo, y había una mujer sentada dentro de la caja.

8 Y él dijo: — Esta es la Maldad. Entonces la arrojó dentro de la caja y arrojó la tapa de plomo sobre la abertura.

9 Alcé mis ojos y miré; y he aquí que aparecieron dos mujeres con viento en sus alas, pues tenían alas como de cigüeña. Ellas levantaron la caja entre la tierra y el cielo.

10 Yo pregunté al ángel que hablaba conmigo: — ¿A dónde llevan la caja?

11 Y él me respondió: — A edificarle casa en la tierra de Sinar. Y cuando esté lista, será puesta allá, en su lugar.

El capítulo 5 nos muestra el otro lado del cuadro, es decir, el juicio de los impíos en Israel en los últimos días. El profeta ve un rollo inmenso lleno de una maldición para los impíos, para los que pecan contra su prójimo y contra el nombre de Jehová, para talarlos a ellos y a sus casas. El pueblo, como un todo también, es puesto entonces en su verdadera posición. Lo que se llamaba a sí mismo Jerusalén e Israel y el pueblo de Dios, pertenecía de hecho a Babilonia. Dios, por su poderosa providencia, los levanta y los coloca sobre su verdadera base; y su casa está edificada en la tierra de Sinar. Su carácter babilónico se evidencia plenamente por su posición.

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