10 Y no surgió un profeta. Este elogio parece haber sido añadido, para que los hijos de Abraham pudiesen depender de Moisés hasta la manifestación de Cristo; porque aunque los profetas se levantaban de vez en cuando, todavía era apropiado que la superioridad permaneciera con Moisés, para que no decayeran en lo más mínimo del estado de derecho. Debe concluirse, por lo tanto, que Moisés fue colocado aquí en una posición de supremacía, para ser superior a todos los profetas; como también Malaquías (Malaquías 4:4) exhorta a los pueblos antiguos, para que puedan continuar obedeciendo la ley de Moisés. Aquí se registran dos signos de su excelencia: su familiaridad con Dios y la gloria de sus milagros. En otras partes hemos visto que, con esta prerrogativa, Moisés se distinguió de los otros profetas, que Dios le habló cara a cara. Porque, aunque Jacob hace la misma declaración respetándose a sí mismo, aún sabemos que Dios se reveló más íntimamente después a Moisés; no de hecho que vio su gloria en su perfección, sino porque, en comparación con otros, fue más allá de todos ellos. Con respecto a los milagros, aunque fueron realizados por otros, ninguno de ellos se acercó a Moisés en su desempeño.

FIN DE COMENTARIOS SOBRE LOS CUATRO ÚLTIMOS LIBROS DE MOSES, EN FORMA DE ARMONÍA.

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