32. Para preguntar ahora. Moisés aquí ensalza y pronuncia con más fuerza elogios magníficos sobre los milagros que antes había relatado de manera más simple que tuvieron lugar en la promulgación de la Ley, siendo su objetivo producir una convicción más plena de su dignidad. También magnifica, en comparación, los testimonios mediante los cuales se había ratificado su autoridad, a saber, porque nunca había ocurrido nada parecido; porque si alguna de esas instancias hubiera tenido lugar anteriormente, una parte de su preciosidad u honor habría sido quitada. Pero desde el principio del mundo, solo una de esas manifestaciones ilustres de Su poder había sido dada por Dios, permitió una mayor sanción a la Ley. Añade, también, que si buscaran en todo el mundo, en ninguna parte encontrarían algo similar. Porque no apruebo la exposición más refinada que algunos dan de esta cláusula, como si dijera que todas las criaturas de arriba y abajo fueron testigos de que el poder de Dios nunca se había manifestado con tantos y tan ilustres milagros; como también el sentido parece demasiado restringido que otros dan, entendiendo que "los días pasados" significan anales o crónicas; porque no dudo que Moisés simplemente desea que ellos investiguen y examinen si desde la creación del mundo, o en la región más remota, tal cosa había sucedido.

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