35. A ti se te mostró. Primero dice que Dios había demostrado su divinidad con milagros y prodigios, para que los israelitas pudieran saber con certeza que Él era Dios. De donde también concluye que Él es el único Dios; porque aunque el santo nombre de Dios se rompa en pedazos por diversas opiniones, mientras que cada uno fabrica sus propios dioses para sí mismo, aún así es seguro que el poder y el dominio de Dios no pueden ser retirados de Él, sino que residen en un solo tema, como el dicen los lógicos. Por lo tanto, la esencia de un Dios derriba y aniquila a todas las otras deidades que inventamos tontamente para nosotros. Y esto debemos remarcar cuidadosamente, ya que este ha sido el error común de todas las épocas, buscar una mezcla de muchos dioses, mientras que todas estas imaginaciones deberían desaparecer ante el resplandor del Dios verdadero. En el siguiente verso confirma esta declaración, porque Dios instruyó a su pueblo fuera del cielo y en el fuego. ¿Se pregunta, sin embargo, cómo estos dos puntos coinciden, que parecen opuestos entre sí, que la voz de Dios se escuchó desde el cielo y desde el medio del fuego? Respondo que Moisés simplemente significa que la voz que fluyó del fuego a los oídos de la gente se distinguió por simples indicaciones que demostraron que era celestial.

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