3. Y Moisés dijo al pueblo. Repite lo que había dicho más extensamente en el capítulo anterior, respetando el pan sin levadura, no tanto para instruir como para exhortarlos; porque ya había expresado el asunto con tanta claridad que no había necesidad de más explicaciones; pero fue útil estimularlos, para que pudieran dedicarse con mayor celo a su deber, y especialmente para que, después de un lapso de tiempo más prolongado, su ardor debería, como de costumbre, disminuir gradualmente. Por lo tanto, les exhorta, que después de que caen a la tierra, deben observar diligentemente lo que él había ordenado antes. Y a partir del contexto aquí, está claro que los dos mandamientos en cuanto a la santificación del primogénito y la celebración de la Pascua, tenían el mismo objeto, a saber, que su liberación debería retener a las personas elegidas en el servicio especial de la verdadera Dios.

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