37. Y el primogénito desnudo. Fue una ceguera terrible, que las hijas de Lot, sacudiéndose todo sentimiento de vergüenza, levantaron un memorial de su virtud y, a través de un signo eterno, exhibieron su deshonra ante su posteridad. A sus hijos, o mejor, dos naciones en sus personas, les dan nombres, de donde todos pueden saber que era una familia, originada en el adulterio y las relaciones sexuales impuras. La mayor se jacta de haber obtenido a su hijo de su padre, la otra de que su hijo nació de una relación cercana. Así, ambos difundieron su crimen sin vergüenza, mientras que, por la vergüenza de su crimen, se habían escondido en escondites eternos. No contento con la tristeza de su tiempo, propagan su crimen a otros tiempos. Por lo tanto, no hay duda de que ellos, encantados por Satanás, han olvidado toda diferencia entre lo escandaloso y lo honesto. Pablo dice, (Romanos 2:5) que los malvados, después de un largo placer en pecar, al final se ven privados de toda sensación de pena. Tal estupidez sin duda había atrapado a esas chicas, porque no se avergonzaban de difundir su deshonra por todas partes. Además, tal ejemplo del castigo de Dios se nos revela, para que no permitamos ningún pecado, y no nos perdamos en el libertinaje, sino que, por temor a Dios, nos espoleemos a la penitencia.

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