22. Y se levantó esa noche. Después de orar al Señor y planificar sus acciones, ahora adquiere confianza y se enfrenta al peligro. Mediante este ejemplo, se enseña a los fieles que, cada vez que se acerca algún peligro, se debe observar este orden de proceder: primero, acudir directamente al Señor; segundo, aplicar de inmediato cualquier medio de ayuda que se ofrezca; y tercero, como personas preparadas para cualquier eventualidad, proceder con valentía a donde el Señor mande. Así que Jacob, para no fallar en este aspecto, no teme el paso que percibe lleno de peligro, sino que, como con los ojos cerrados, sigue su camino. Por lo tanto, siguiendo su ejemplo, debemos vencer la ansiedad en asuntos intrincados, para que no seamos obstaculizados o retrasados en nuestro deber. Permanece solo, — habiendo enviado adelante a sus esposas e hijos, (106) — no para escapar él mismo si escucha acerca de su destrucción, sino porque la soledad era más propicia para la oración. Y no hay duda de que, temiendo la extrema peligrosidad, fue completamente arrebatado por el ardor de la súplica a Dios.

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