16. Y partieron de Beth-el. Hemos visto la grave herida que la contaminación de su hija infligió al santo Jacob, y con qué terror le inspiró la cruel acción de sus dos hijos. Variadas pruebas se entrelazan ahora, por las cuales es fuertemente afligido a lo largo de su vejez; hasta que, en su partida a Egipto, recibe nueva alegría al ver a su hijo José. Pero incluso esto fue una tentación muy dolorosa, ser exiliado de la tierra prometida hasta su muerte. Luego se relata la muerte de su amada esposa; y poco después sigue la relación de la relación incestuosa de su primogénito con su esposa Bilha. Un poco más tarde, Isaac, su padre, muere; luego su hijo José es arrebatado, a quien supone haber sido desgarrado por bestias salvajes. Mientras está casi consumido por el luto perpetuo, surge una hambruna, de modo que se ve obligado a buscar alimento en Egipto. Allí, otro de sus hijos está encarcelado; y, finalmente, es privado de su amado Benjamín, a quien envía como si sus propias entrañas fueran arrancadas de él. Vemos, por lo tanto, a través de qué grave conflicto y a través de qué sucesión continua de males fue entrenado en la esperanza de una vida mejor. Y en cuanto a la muerte de su amada esposa, esta fue probablemente la causa de que el Señor pretendía corregir la exorbitancia de su afecto por ella. El Espíritu Santo no marca a Leah con ninguna infamia, ya que era una mujer santa y dotada de mayor virtud; pero Jacob apreciaba más la belleza de Raquel. Este error en el santo hombre fue corregido con una medicina amarga, cuando su esposa fue quitada de él: y el Señor a menudo priva a los fieles de sus propios dones, para corregir su abuso perverso de ellos. Los impíos, de hecho, profanan de manera más audaz los dones de Dios; pero si Dios tolera más tiempo su mala conducta, les espera una condenación más severa debido a su tolerancia. Pero al quitarles a su propio pueblo la ocasión de pecar, promueve su salvación. Por lo tanto, quien desee el uso continuado de los dones de Dios, que aprenda a no abusar de ellos, sino a disfrutarlos con pureza y sobriedad.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad