27. He aquí que había gemelos en su vientre. Aunque tanto Judá obtuvo el perdón por su error, como Tamar por su artimaña perversa; sin embargo, el Señor, para humillarlos, causó un prodigio en el nacimiento. Algo similar había sucedido antes en el caso de Jacob y Esaú, pero por una razón diferente: como sabemos que los prodigios a veces presagian el bien, a veces el mal. Aquí, sin embargo, no hay duda de que los gemelos, en su propio nacimiento, traen consigo marcas de la infamia de sus padres. Para ambos era provechoso para ellos que se renovara el recuerdo de su vergüenza, y sirvió como un ejemplo público, que tal crimen debería ser marcado con eterna desgracia. Existe una ambigüedad en el significado de las palabras de la partera. Algunos suponen que la "ruptura" se aplica a la membrana del útero, (143) que se rompe cuando sale el feto. Otros suponen más correctamente, que la comadrona se preguntó cómo Pharez, tras romper la barrera interpuesta, debería haber salido primero; porque su hermano, que lo había precedido, se oponía a él como un muro intermedio. Para algunos, la expresión parece ser una imprecación; como si se hubiera dicho: "Que la culpa de la ruptura recaiga sobre ti". Pero Moisés, hasta donde puedo juzgar, tiene la intención de señalar nada más, que un prodigio tuvo lugar en el nacimiento.        

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