11. He aquí, has escuchado. Aquí deberíamos observar una doble comparación; porque compara a Ezequías con otros reyes de Judá que lo precedieron, porque era inferior a ellos, y sin embargo fueron vencidos por los reyes de Asiria; y Senaquerib, por otro lado, habiendo obtenido mayor poder que todos los demás, es más atrevido e insolente. A continuación, Ezequías no pudo resistirlo. La otra comparación es la de los reyes de Asiria, y el propio Senaquerib, con los ídolos de las naciones; porque si los ídolos no pudieran proteger a las naciones que los adoraban, en consecuencia tampoco el Dios de Israel defenderá a la nación por la que es adorado.

Cuando leemos que los asaltos singulares de las tentaciones fueron dirigidos contra la fe de Ezequías, preparémonos para el concurso al estar equipados con la misma armadura. Aun cuando se nos conceda tiempo libre, tratemos de fortalecernos temprano, para que, cuando lleguemos a ese campo de batalla, podamos luchar valientemente. Y si Satanás se burla de nosotros con la destrucción de muchas naciones, debemos atender la diferencia de nuestra condición; porque, aunque somos responsables de calamidades similares, todavía tenemos la esperanza asegurada de nuestra salvación, de la cual son indigentes.

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