10. Que secó el mar. Aunque Isaías no relata todos los milagros que Dios realizó cuando sacó a su pueblo de la esclavitud de Egipto, pretendía incluir en pocas palabras todo lo que relata Moisés, que los judíos, habiendo abordado brevemente, podrían considerar las diversas formas en que el Señor había demostrado su poder. Se menciona la desecación del Mar Rojo, no solo por la extraordinaria excelencia del milagro, sino porque los numerosos milagros que lo precedieron fueron dirigidos a este fin, para que la gente, rescatada de la violencia injusta y la tiranía, pudiera pasar a la tierra prometida. En consecuencia, el Profeta menciona expresamente que se abrió un camino para los redimidos. A partir de este ejemplo, deberíamos considerar lo que Dios será para nosotros, a fin de llegar a esta conclusión, que en el futuro Dios siempre será como él, como es evidente por el contexto.

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