Añade, en segundo lugar, He aquí, estoy en contra de los profetas, que aplacan su propia lengua. Casi todos los intérpretes toman לקה, lekech, como significando que se vuelven dulces o suaves; y entienden que los falsos profetas están condenados, porque halagaron a los impíos por el bien de la ganancia; porque si los hubieran ofendido o exasperado, no podrían haberlos unido a ellos mismos. Luego piensan que calmar su lengua significa aquí que usaron su lengua para hablar cosas suaves y halagadoras. Pero otros dan otra explicación: que aplacaron su lengua porque pulieron sus palabras imitando a los siervos de Dios, de modo que su discurso fue más dulce que la miel. Pero como לקה, lekech, significa recibir y tomar, y algunas veces elevar en lo alto, y otras veces llevar, no veo por qué no debería tomarse en su significado apropiado. Ciertamente no veo ninguna razón para convertir su significado en una metáfora, cuando se puede tomar en su sentido claro de levantar la lengua; se elevaron, y en términos altos se jactaron de que la oficina de enseñanza se había comprometido con ellos, porque sabemos cómo los maestros falsos altivamente se elevan. Por lo tanto, se puede tomar el versículo así, para que Dios castigue a los impostores que alzaron la lengua, es decir, que orgullosamente se jactaban y se arrogaban valientemente a sí mismos como si fueran mensajeros del cielo. (114)

Luego sigue, y dicen, נאם, nam, dijo. Sabemos que era común que todos los profetas agregaran, נאם יהוה, nam Jeve, el dicho de Jehová, o la palabra de Jehová, para demostrar que no dijeron nada más que lo que tenían recibido desde arriba. Y si leemos este versículo como si estuviéramos conectados, encontraremos verdadero lo que he dicho: que el verbo לקה, lekech, no significa la suavidad o adulación utilizada, sino el elevado alarde de lo falso maestros, que deseaban ser considerados los órganos del Espíritu Santo, y asumían para sí mismos toda la autoridad de Dios. Porque su euforia era esta, que se jactaban confiadamente de que Dios mismo había hablado, y dijeron que era la palabra; e hicieron esto, para que cualquier cosa que hablaran pudiera parecer indiscutible, aunque era suficientemente evidente que fingían falsamente el nombre de Dios.

El sir. es, "que pervierten sus propias lenguas", lo que significa que las usaron falsamente; y el Targ., "que profetiza según la voluntad de su propio corazón". - Ed.

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