63. En cuanto a los jebuseos, etc. Esto no proporciona excusa para la gente, ni se establece con esa opinión; porque si se hubieran esforzado al máximo en su fuerza y ​​hubieran fracasado en su éxito, el deshonor habría caído sobre Dios mismo, quien había prometido que continuaría con ellos como su líder hasta que les diera la posesión plena y libre del tierra, y que enviaría avispones para expulsar a los habitantes. Por lo tanto, debido a su propia lentitud no se hicieron dueños de la ciudad de Jerusalén. Esto no pudieron hacerlo; pero su propio sopor, su descuido del mandato divino por amor a la facilidad, fueron los verdaderos obstáculos.

Este pasaje merece ser notado: debemos aprender de él para hacer una prueba vigorosa de nuestra fuerza al intentar cumplir los mandamientos de Dios, y no omitir ninguna oportunidad, para que mientras estemos descansando ociosamente, la puerta pueda cerrarse. Un retraso moderado podría haber estado libre de culpa; pero un largo período de afección afeminada rechazó de alguna manera la bendición que Dios estaba dispuesto a otorgar. (152)

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