20. Esta es la herencia, etc. Anteriormente, de hecho, había trazado los límites de los hijos de Judá; pero ahora se muestra por una razón diferente cuán grande y fértil era el territorio que el Señor en su gran liberalidad les había otorgado. Se enumeran ciento trece ciudades con sus pueblos y aldeas. El número da fe no solo de la población, sino también de la fertilidad del país. Y no puede haber ninguna duda de que por la bendición divina se le impartió un nuevo grado de fertilidad. Sin embargo, la bondad de Dios se manifestó en la naturaleza misma de la tierra seleccionada para su pueblo, una tierra que abunda en todo tipo de ventajas. Si atendemos la cantidad de almas en la tribu, descubriremos que la mitad del país habría sido ampliamente suficiente para su habitación. Para cuando se asignaron ochocientos en cada una de las ciudades, el resto tenía los pueblos y las aldeas. Sin duda es cierto que una porción fue retirada y entregada a la tribu de Simeón. Porque en esto se logró la dispersión que Jacob había profetizado,

"Los dividiré en Jacob y los dispersaré en Israel". ( Génesis 49:7)

En consecuencia, fueron admitidos por los hijos de Judá como una especie de invitados.

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