22. Comerá el pan de su Dios. De hecho, les permite comer de los sacrificios, porque ninguna inmundicia a causa de sus defectos naturales podría impedirles participar de las comidas sagradas; (192) solo tienen prohibido aparecer en la presencia de Dios como mediadores para propiciarlo. Y aquí la imperfección del servicio legal se traiciona a sí misma; porque no se podía encontrar nada entre los hombres que pudiera representar completamente la verdad. Desde entonces, los defectos de los hombres hicieron necesario separar las dos cosas conectadas, a saber, el honor y la carga, por lo tanto, los israelitas fueron amonestados de que se les prometió otro sacerdote, a quien nada le faltaría para la consumación de todas las virtudes y perfección. Finalmente, Moisés relata que entregó los mandamientos de Dios no solo a Aarón y sus hijos, sino también a toda la gente; para que el más humilde sea el censor de los sacerdotes (193) si en algo se quedaron cortos.

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