Ahora llegamos a la tercera parte del servicio externo de Dios, que nos llevará al final de nuestra exposición del Segundo Mandamiento. Tenemos, entonces, ahora que tratar las oblaciones sagradas, el primer lugar entre el cual he pensado que es mejor dar a los panes, que tenían su mesa peculiar frente al candelabro en el lado norte, como vimos en la construcción del Tabernáculo; porque aunque la mención de ellos se repita en otro lugar, sin embargo, dado que se ofrecieron por separado y se colocaron ante el Arca del Pacto, a la vista de Dios, no deben ser tratados aparte de los sacrificios. Ya he explicado que este no era un símbolo ordinario del favor de Dios, cuando descendió familiarmente a ellos, como si fuera su compañero de mesa. Fueron llamados "el pan de rostros", (227) porque fueron colocados ante los ojos de Dios; y así dio a conocer su favor especial, como si viniera a un banquete con ellos. Tampoco se puede dudar de que Él les ordenó que fueran doce en número, con referencia a las doce tribus, como si admitiera en su mesa la comida ofrecida por cada una de ellas. Las "dos décimas" forman la quinta parte de la epah. Y es evidente que este rito fue así prescrito con precisión por Dios, para que la diversidad en un asunto tan grave pudiera dar lugar gradualmente a muchas corrupciones. En la palabra "décimos", parece aludir al impuesto que había impuesto a la gente, para que así la santidad de los panes pudiera mejorarse. Pero, ¿por qué requirió dos "décimas" en lugar de una que no conozco? Tampoco creo que sea más curioso preguntar. Me refiero al incienso las palabras, "que puede estar en el pan para un memorial": como si se dijera que el pan, sazonado por el olor del incienso, renovaría la memoria de los hijos de Israel, para que deben ser de dulce sabor delante de Dios. Otros lo traducen como "un monumento" en lugar de "para un memorial", pero con el mismo significado. Pero aunque algunos piensan que el pan en sí mismo se llama memorial, es más aplicable al incienso; porque luego se agrega que el incienso debe ser al mismo tiempo un sacrificio quemado, a saber, porque en él el pan se ofreció como sacrificio quemado.

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