21. Pero tan verdaderamente como vivo, toda la tierra. Es, de hecho, claro que Dios aquí jura por su vida y gloria: el significado es solo ambiguo a este respecto, que algunos lo traducen en tiempo pasado, que la tierra había sido llena de su gloria, que ya había sido mostrada en tantos milagros Y esto parece estar de acuerdo con lo que sigue: "Aquellos que han visto mi gloria, no verán la tierra". aun así, el tiempo futuro se adapta mejor al contexto, es decir, que Dios debe llamar para presenciar Su gloria, lo cual afirmará en adelante. Moisés temía que la destrucción del pueblo no se convirtiera en un reproche y contundentemente contra Dios; Dios ahora declara con un juramento que reivindicaría Su gloria tanto, como que aquellos, que fueron culpables de un crimen tan grande, no deberían escapar al castigo. Él proclama que aquellos que no deberían ver la tierra, que habían cerrado los ojos ante los milagros, de los cuales habían sido espectadores y testigos oculares, y en su ceguera se habían esforzado por no hacer nada. Porque, dado que no se les había enseñado a temer a Dios con tantas señales, eran peores que indignos de contemplar la tierra, cuya posesión debería haberles sido asegurada por esas mismas señales, si la verdad de Dios no hubiera sido completamente rechazado por su ingratitud.

Dios se queja de que había sido "tentado" por ellos "diez veces"; porque no habían cesado constantemente de provocarlo por su perversidad; porque no es un número fijo o definido, lo que se pretende, pero Dios simplemente indicaría que lo habían hecho sin medida ni fin. En otras partes (60) ha demostrado lo que es tentar a Dios, es decir, someter su poder a la estricta regla de nuestros propios sentidos, y prescribir a Él es el modo en que debe actuar, de acuerdo con nuestros propios deseos: para diferirle a Él no más allá de lo que dicta nuestra razón carnal. La fuente y causa de esta tentación de Dios se une, es decir, cuando los hombres se niegan a escuchar su voz; ya que nada más que la obediencia, que es la dueña de la humildad, puede contener nuestra insolencia.

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