5. Y le habló a Coré. Moisés no eligió desconsideradamente este modo de adivinación, pero por el dictado del Espíritu mantuvo el sacerdocio de su hermano por medio de esta señal y testimonio; porque sabemos cómo, en cuestiones de duda y oscuridad, estaba acostumbrado a preguntar cuál era el placer de Dios. Por lo tanto, en este momento no hizo esta propuesta apresuradamente y al azar, sino que, por inspiración del Espíritu, recurrió al juicio seguro de Dios. El efecto de su oración fue que Dios sugirió un modo de conquista fácil y rápido.

Les pide que tomen sus incensarios, para que por su ofrenda de incienso se manifieste si su oblación fue aceptable para Dios. Al diferirlo al día siguiente, conquistó su propia seguridad, si alguno de ellos aún no era incurable; porque vio que fueron llevados de cabeza por la furia ciega, y que no podían recuperar sus sentidos en un momento. Él, por lo tanto, les concede un cierto espacio de tiempo para el arrepentimiento, para que puedan ser considerados durante la noche; o tal vez su objetivo era que, al aplacarse el tumulto, podría ponerlos a todos atentos a la decisión de Dios.

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