3 Y me han abrazado. Se queja de que, de todos los sectores, fue atacado con los epítetos más hostiles y abusivos, y eso, también, de manera inmerecida. Y, bajo una hermosa similitud, muestra que las lenguas de sus enemigos estaban tan llenas de veneno mortal, que fue más difícil para él soportar sus ataques que el de un gran ejército, y tanto más que no merecía tal trato en sus manos. Esta especie de guerra, para cuyo ejercicio Dios convoca frecuentemente a sus hijos, debe ser cuidadosamente considerada por nosotros. Aunque Satanás puede asaltarlos con violencia abierta, sin embargo, como es el padre de las mentiras, se esfuerza, por la asombrosa destreza que posee al amontonarles calumnias, para manchar su reputación, como si fueran los más abandonados de la humanidad. Ahora, como lo que fue prefigurado por David se cumplió en Cristo, debemos recordar que lo que está detrás de las aflicciones de Cristo se está llenando diariamente en los creyentes, Colosenses 1:24; porque, una vez que sufrió en sí mismo, los llama a compartir y asociarse con él en sus sufrimientos.

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