7. Cante a Jehová en acción de gracias Una vez más, exhorta a cantar las alabanzas de Dios, al mismo tiempo que insinúa que no abunda la materia abundante, ya que aún se encuentran nuevas pruebas nuestros ojos de su poder, bondad y sabiduría. Primero nos dice que cubre los cielos con nubes, y este cambio despertaría nuestra atención, si no fuéramos responsables de tanta desconsideración. Varias como las maravillas que se ven en los cielos sobre nosotros, si la misma serenidad continuara siempre, no tendríamos una muestra tan maravillosa de su poder como cuando de repente las cubre con nubes, retirando la luz del sol, y poniendo una nueva cara como si fuera sobre el mundo. Luego insinúa que de esta manera se hacen provisiones para todas las criaturas vivientes, ya que las hierbas germinan y la tierra recibe la humedad que la hace fértil. Así, en relación con las pruebas de su poder, Dios pone ante nuestros ojos los de su misericordia y consideración paternal por la familia humana; no, él muestra que no pasa por alto ni siquiera a las bestias salvajes y al ganado. Los filósofos descubren el origen de la lluvia en los elementos, y no se niega que las nubes se formen a partir de los vapores gruesos que se exhalan de la tierra y el mar, pero las segundas causas no deberían impedir que reconozcamos la providencia de Dios al proporcionar a la tierra La humedad necesaria para la fructificación. A medida que la tierra agrietada por el calor muestra su sed al abrir su boca, Dios, por su parte, al enviar la lluvia destila bebida para ella. En otras formas, él podría darle fuerza para evitar que falle, pero este riego es algo que pasa ante nuestros ojos para imaginar el cuidado continuo que tiene sobre nosotros.

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