11. El consejo de Jehová. El profeta ensalza el poder infinito de Dios de tal manera que pueda construir nuestra fe en su grandeza; porque él no recomienda un consejo de Dios que está escondido en el cielo, y que nos haría honrar y venerar a distancia. Pero como el Señor en todas partes en las Escrituras testifica que ama la justicia y la verdad; que se preocupa por los justos y los buenos; y que siempre se siente inclinado a socorrer a sus sirvientes cuando son oprimidos injustamente; - el profeta quiere decir que todo esto permanecerá seguro y firme. Por lo tanto, declara con qué fin Dios deja en nada los consejos de las naciones, a saber, porque sin discriminación se topan de lleno con la violación de todo orden.

En primer lugar, aprendamos a mirar el consejo de Dios en el cristal de su palabra; y cuando nos hayamos convencido de que él no ha prometido nada más que lo que ha decidido realizar, recordemos de inmediato la firmeza de la que habla aquí el profeta. Y como muchas naciones, o más bien enteras, a veces se esfuerzan por impedir su curso por innumerables obstáculos, recordemos también la declaración anterior, que cuando los hombres han imaginado muchos dispositivos, está en el poder de Dios, y a menudo es su placer, llevarlos a nada. El Espíritu Santo sin duda pretendía ejercer nuestra fe en este conocimiento práctico; de lo contrario, lo que dice aquí del consejo de Dios sería frío e infructuoso. Pero cuando alguna vez nos hayamos convencido de esto, que Dios defenderá a sus siervos que invocan su nombre, y los librará de todos los peligros; cualquiera que sea la travesura que los malvados puedan practicar contra ellos, sus esfuerzos e intentos de ninguna manera nos aterrorizarán, porque, tan pronto como Dios se oponga a sus maquinaciones, ningún oficio de su parte podrá derrotar a su consejo.

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