13. Porque has liberado mi alma de la muerte Esto confirma la verdad de la observación que ya hice, que él consideraba su vida como recibida de manos de Dios, su destrucción había sido inevitable excepto por la milagrosa preservación que había experimentado. Para eliminar toda duda sobre ese tema, habla de haber sido preservado, no simplemente de la traición, la malicia o la violencia de sus enemigos, sino de la muerte misma. Y la otra forma de expresión que emplea transmite el mismo significado, cuando agrega, que Dios lo había retenido con la mano cuando estaba en la víspera de precipitarse en la destrucción. Algunos traducen מדחי, middechi, de caer; pero la palabra denota aquí un impulso violento. Al contemplar la grandeza de su peligro, considera su escape como nada menos que milagroso. Es nuestro deber, cuando se nos rescata de cualquier peligro, retener en nuestro recuerdo las circunstancias del mismo, y todo lo que lo hizo particularmente formidable. Durante el tiempo que estamos expuestos a él, podemos errar por una aprensión excesiva; pero cuando termina, olvidamos fácilmente nuestros temores y la bondad Divina manifestada en nuestra liberación. Caminar a la luz de los vivos no significa nada más que disfrutar de la luz vital del sol. Las palabras, delante de Dios, que se intercalan en el versículo, señalan la diferencia entre los justos, que hacen de Dios el gran objetivo de su vida, y los malvados, que se desvían del camino correcto y le dan la espalda a Dios.

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