12. ¡Te alabaré, Señor Dios mío! David se compromete, cuando haya experimentado que Dios es en todos los aspectos un padre benéfico, para rendirle el tributo de gratitud. Expresó en el versículo anterior un deseo de tener su corazón unido a Dios, para poder temerle; y ahora afirma que es su resolución publicar o celebrar sus alabanzas, no solo con la boca o la lengua, sino también con sincero afecto de corazón; sí, incluso para continuar con firme perseverancia en ese ejercicio.

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