14 Seguramente Jehová no rechazará a su pueblo Él hace cumplir la misma verdad que había dicho anteriormente en términos aún más claros, negando que sea posible que Dios deseche su pueblo, a quien había elegido de manera que fuera su herencia. Cuando nos atacan las aflicciones, debemos volar a esta consideración, como santuario de refugio, de que somos el pueblo de Dios, adoptados gratuitamente en su familia, y que él debe tener necesariamente un respeto muy íntimo y tierno por nuestra seguridad, habiendo prometido vigilar tan cuidadosamente sobre su Iglesia como si fuera su propia herencia. Por lo tanto, nuevamente se nos enseña que nuestra paciencia pronto cederá y fracasará, a menos que el tumulto de sugerencias carnales se disipe por el conocimiento del favor Divino que brilla en nuestras almas.

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