8 La demora de Pablo en ir a Corinto se explica completamente en la segunda epístola. Deseaba darles tiempo para el arrepentimiento. Además, estaba teniendo mucho éxito, pues incluso sus enemigos reconocían que "no sólo en Éfeso, sino en casi toda [la provincia de] Asia este Pablo influye en una multitud considerable...".

10 Timoteo había sido enviado a Macedonia (Hch_19:22). Era joven para tal misión (1Ti_4:12) y no podía inspirar el respeto que inspira la edad.

12 Es evidente que Pablo no estaba celoso de Apolos, aunque algunos en Corinto lo habían puesto a la cabeza de su facción. Apolos tampoco estaba dispuesto a aprovechar su cisma. Era un hombre erudito (más que elocuente) que había sido instruido por los amigos de Pablo, Priscilia y Aquila, y había ido a Corinto después de que Pablo se fuera, teniendo un éxito especial en refutar a los judíos, exhibiendo públicamente, a través de las Escrituras, que Jesús es el Cristo (Hch_18:24).

23 Maran atha generalmente se interpreta como "el ( o nuestro) Señor viene" de acuerdo con la versión siríaca. Pero parece exagerado encontrar aquí una expresión extranjera, ya sea caldeo o siríaco, cuando el hebreo proporciona una solución más simple y agradable. El hebreo como en Mal_3:9, "¡Maldito seas!" era probablemente la frase común en la que se pronunciaba el anatema o condenación. El cambio de m en n ocurre con frecuencia cuando el hebreo se convierte en griego.

La versión siríaca puede simplemente insertar el hebreo sin traducir, en cuyo caso no debería recibir un significado siríaco. El ghahram hebreo y el anatema griego se usan el uno para el otro en la Septuaginta y las Escrituras Hebreas. Ambos significan dedicarse a la destrucción, a la ruina ( Lev_27 :21-29. Jos_7:1-15; 1Sa_15:1-20). En estos pasajes se traduce destruir, consagrar, maldecir, etc.

La misma forma de expresión, una repetición en una lengua familiar, se encuentra en la frase "Abba, Padre". (Mar_14:36; Rom_8:15; Gal_4:6). Además, la venida del Señor nunca se nos presenta como un acto de juicio, sino como la culminación de la gracia. Esa bendita expectativa nunca podría usarse como una imprecación. Trae gracia, no juicio.

23 A pesar de todos sus fracasos y de sus muchas carencias, Pablo invoca la gracia de Cristo y les asegura su propio amor, que derramó sobre ellos con prodigalidad, como encontramos en la siguiente epístola. Fue un ejemplo vivo del amor que no decae.

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