3. Pérgamo.

contra 12-17. La iglesia de Pérgamo había "retenido mi nombre y no ha negado mi fe, ni aun en aquellos días en que Antipas fue mi fiel mártir, muerto entre vosotros". El diluvio de fuego y sangre ya había comenzado. Las persecuciones romanas se estaban haciendo sentir hasta los límites del imperio, y estas iglesias estaban enfrentando un período de prueba, el peor que jamás habían conocido. En los próximos años verían convulsiones y tribulaciones como pocas veces había presenciado el mundo, si es que alguna vez lo había hecho.

El primer bautismo de sangre ya había caído sobre la iglesia de Pérgamo. “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: comer cosas sacrificadas a los ídolos y cometer fornicación. El paganismo estaba saturado de inmoralidad; incluso su adoración; y los conversos eran fácilmente seducidos. Si comieran cosas sacrificadas a los ídolos, eso sería un trampolín para las asociaciones paganas y la adoración de ídolos, y por lo tanto serían atraídos a sus vergonzosas inmoralidades. Cristo ciertamente tendría algo contra ellos si toleraran eso; y por eso advierte: "Arrepiéntete o vendré pronto a ti", es decir, para juzgar sus pecados.

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