Los hijos de los sacerdotes hicieron el ungüento. Esto se agrega para mostrar que, aunque a los levitas se les había confiado la custodia de este ungüento, nadie más que los sacerdotes podía hacerlo. Sobre lo que se preparaba en las cacerolas se debía cuidar que se les proveyera de harina fina, para que cuando la ocasión lo requiriera pudieran hacer tortas en las cacerolas.

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