Y erigió un altar para Baal en el que ofrecerle sacrificios, por lo que reconocieron su dependencia de él y buscaron su favor. En la casa de Baal que había edificado en Samaria, la ciudad real, para comodidad de su adoración. Debido a que el templo de Dios estaba en Jerusalén, la ciudad real en el otro reino, él tendría el templo de Baal en Samaria, para que, estando cerca de él, pudiera asistir a él con mayor frecuencia, protegerlo y honrarlo. Y Acab hizo una arboleda Otra pieza de idolatría que Dios había prohibido expresamente, Deuteronomio 7:5. O hizo uno natural plantando árboles con sombra allí; o, si pensaba que éstos tardarían demasiado en crecer, uno artificial a imitación del mismo: algo que respondía a la intención de una arboleda, que era ocultar, y así tolerar las abominables impurezas que se practicaban en el inmundo culto de Baal. . El que hace el mal odia la luz. ¡Oh, estupidez de los idólatras, que se gastan mucho en honrar a seres meramente imaginarios, que no existen, salvo en sus propias fantasías, y hacer amigos suyos que no son dioses y de quienes tampoco tienen nada que ¡Miedo o esperanza!

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