Vive el Señor de los ejércitos, que manda a todas las criaturas del cielo y de la tierra. Menciona este título como su escudo, bajo cuya protección se atrevió a aventurarse a venir, y llegó, a la presencia de Acab; ante quien estoy ante quien sirvo como uno de sus ministros; Ciertamente me mostraré a él hoy, porque un rey más grande que él, el Señor de todas las cosas, me preservará. Entonces Abdías fue a encontrarse con Acab. El solemne juramento de Elías le hizo obedecer de buena gana; como para convencerlo plenamente de que el profeta tenía la intención seria de ver a Acab, lo que antes sospechaba que no era así. Sin duda fue una gran sorpresa para Acab escuchar que Elías, a quien había buscado durante tanto tiempo y no había encontrado, ahora se encontraba sin buscar.

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