El Señor te envió a un viaje Tan fácil fue el servicio y tan seguro el éxito, que era más bien llamarlo un viaje que una guerra. ¿Por qué no escuchaste la voz del Señor? La orden fue tan clara como las palabras podían expresarla; y no había otra razón que su propia codicia vil por la que no fue obedecida.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad