Lo colocaron junto a Dagón a modo de reproche, como botín y trofeo depositados allí en honor de Dagón, a quien, sin duda, atribuyeron esta victoria. He aquí que Dagón estaba postrado sobre su rostro en una postura de la más humilde adoración, que era la postración; como reconociendo al Dios de Israel por encima de todos los dioses. Ellos (los sacerdotes de Dagón) tomaron a Dagón y lo colocaron en su lugar, suponiendo que su caída fuera casual.

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