Los sacerdotes y levitas acudían a él de todos sus territorios. Entonces la tribu de Leví fue agregada a la tribu de Judá; aunque no las ciudades, en general, en las que habitaban, que se vieron obligados a abandonar cuando no quisieron ajustarse al culto idólatra que había establecido Jeroboam. La tribu de Simeón, igualmente, estaba tan entremezclada con Judá, que, con toda probabilidad, muchas ciudades de ella, si no todas, se convirtieron en un solo cuerpo con ella, lo que hizo de Judá un reino muy poderoso.

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