Mató a todos los que le quedaban a Acab en Samaria, ya sea ​​a toda su casa o, mejor dicho, a todos sus parientes y parientes, aunque más lejos de él. Esto lo hizo, sin duda, bajo la pretensión de celo por Dios y para cumplir la profecía de Elías; pero hay demasiadas razones para aprehender, a partir de varias de sus acciones, y, de hecho, de su conducta general, que en esta, así como en varias de las otras matanzas que hizo, su principal motivo fue asegurarse el reino para sí mismo y su posteridad.

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