Edificó de nuevo los lugares altos Pisoteando el polvo de su digno padre y afrentando su memoria. Y adoró a todo el ejército del cielo, el sol, la luna y las estrellas, que los gentiles habían transformado en dioses. Edificó altares a los dioses de las naciones vecinas y al ejército de los cielos; en la casa del Señor No solo en Jerusalén, donde el Señor había registrado su nombre, sino incluso en los atrios del templo mismo, tanto en el lugar donde los sacerdotes y los levitas realizaban sus servicios, como en el lugar donde el pueblo adoraba. Así, cuando los fieles adoradores de Dios llegaron al lugar que él había designado, para cumplir con su deber para con él, para su gran dolor y terror, encontraron los altares de otros dioses listos para recibir sus ofrendas.

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