Dijo: Vive el Señor, que no recibiré ninguno. No es que él pensara que era ilegal recibir regalos que sí recibió de otros; pero debido a las circunstancias especiales del caso, siendo mucho para el honor de Dios que los sirios vieran la piedad generosa y la bondad de sus ministros y siervos, y cuánto despreciaron toda esa riqueza y gloria mundanas, que los profetas de los gentiles buscaban con tanta avidez.

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