David se sentó entre las dos puertas. Es probable que las puertas de las ciudades entonces fueran, como lo son ahora generalmente, grandes y gruesas, y que, para mayor seguridad, tuvieran dos puertas, una más hacia el exterior y la otra hacia el interior. Aquí se sentó el rey, para poder escuchar las noticias tan pronto como llegaran a la ciudad.

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