Y no vi templo en él. Toda la ciudad es, propiamente hablando, un templo; el Señor Dios y el Cordero rodeando, llenando y santificando el todo, y estando más íntimamente presente en cada parte de él y con cada individuo, santo o ángel, de lo que jamás se había conocido en la tierra. Y la ciudad no tuvo necesidad del sol para alumbrar a sus habitantes; para la gloria de Dios Infinitamente más brillante que el sol; la iluminó La ilustre manifestación de su presencia hacía innecesarias todas las demás luces. A San Juan le pareció que toda la ciudad parecía un objeto luminoso, que emitía rayos por todos lados, que él sabía que eran consecuencia de la morada de Dios allí en un sentido peculiar.Y las naciones de las que se salvan de la culpa y la contaminación del pecado antes de salir de este mundo; caminarán a la luz de ella en un grado más alto de lo que posiblemente podrían hacerlo en la tierra: porque ya no verán a través de un espejo en la oscuridad, sino cara a cara; ya no conocerán en parte , sino que conocerán como se les conoce.

Y los reyes de la tierra, aquellos que tienen parte allí; traen su gloria y honor a ella, no su antigua gloria, que ahora se supone que ha de ser abolida, sino los que se convierten en la tierra nueva, y reciben una inmensa adición por su entrada en esta ciudad. O el sentido puede ser, como piensa Doddridge, "si concibieras a todos los monarcas de la tierra uniendo todos sus tesoros para adornar un solo lugar, no podrían producir nada comparable a la gloria de esta ciudad". Y sus puertas no se cerrarán en absoluto de día. Es decir, nunca se cerrarán; porque allí no habrá noche.

Y traerán la gloria, etc., de las naciones a ellaTodo lo que es más deseable entre todas las naciones parecía reunirse para adornar ese lugar, donde los hombres buenos de todas las naciones habitarán y reinarán con Dios por siempre. O todo lo que pueda contribuir a hacer honorable y gloriosa cualquier ciudad se encontrará en ella; como si todo lo rico y precioso del mundo se reuniera en un solo lugar.

Y de ninguna manera entrará nada que profana el griego, κοινον, común; es decir, impío; o que hace abominaciones que son impuras o viciosas; o hace mentir. Es acusado de hipocresía, falsedad o engaño; pero los que están escritos en el libro de la vida del Cordero, es decir, creyentes verdaderos, santos y perseverantes. Esta bienaventuranza sólo la disfrutan los tales, y los que son tales sólo están registrados entre los que han de heredar la vida eterna.

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