Josué estaba lleno del Espíritu de sabiduría y también de otros dones y gracias, pero la sabiduría se menciona como la más necesaria para el gobierno al que ahora fue llamado. Porque Moisés le había impuesto las manos, por lo que le confió la autoridad suprema después de su partida, e imploró los dones del Espíritu Divino para calificarlo para ello. Asimismo, la imposición de manos, como señal de la dedicación de personas a los oficios, fue acompañada de oración en los tiempos de los apóstoles, Hch 6, 6; 1 Timoteo 4:14 ; 2 Timoteo 1:6 . Y los hijos de Israel le escucharon. Es decir, se sometieron respetuosamente a Josué, como al gobernador supremo, a quien Dios les había designado en cambio, y por mano de Moisés.

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