Tres veces al año aparecerán todos los niños varones. Pero se podría sugerir, cuando todos los varones de todas partes subieran a adorar en el lugar que Dios debía elegir, el país quedaría expuesto a los insultos de sus vecinos; y ¿qué sería de las mujeres y los niños pobres? Confíe en Dios con ellos. Ninguno deseará tu tierra. No solo no la invadirán, sino que ni siquiera pensarán en invadirla. ¡Qué milagro permanente fue este, durante tantas generaciones!

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