E Isaac suplicó al Señor por su esposa. Aunque Dios había prometido multiplicar su familia, oró por ello; porque las promesas de Dios no deben reemplazar, sino animar nuestras oraciones, y ser mejoradas como la base de nuestra fe. Aunque había orado por esta misericordia durante muchos años y no le fue concedida, no dejó de orar por ella.

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